sábado, 28 de noviembre de 2009

Con motivo de los reclamos estudiantiles


Los padres y egresados firmantes suscribimos al Comunicado enviado por los representantes en el Consejo de Escuela Resolutivo del Claustro de Graduados ya que queremos sumar nuestra voz para aportar en la resolución del problema general del Colegio Nacional de Buenos Aires que se ha puesto en evidencia a raíz del conflicto desatado en las últimas semanas, de público conocimiento y variada interpretación. Nosotros queremos expresar nuestra preocupación ante el conflicto aún vigente por las amonestaciones a los alumnos concurrentes a la marcha de la “Noche de los Lápices”. En lo que refiere específicamente a los acontecimientos de los últimos días, no nos interesa sumarnos a la descalificación de la política estudiantil. Creemos que solo teniendo como objetivo esta descalificación, se ha desinformado a la opinión pública y plagado de lugares comunes la discusión sobre el conflicto en particular. Por el contrario, estimamos que la actividad política de los alumnos es, de uno u otro modo, expresión de un genuino compromiso social que alentamos. Y, por cierto, reconocemos en esta politización un rasgo característico del Colegio, del que de ningún modo quisiéramos prescindir.

Bajo esta premisa, consideramos que las acciones deben enfocarse en que la politización sea, al mismo tiempo, un proceso constructivo para el Colegio y de aprendizaje para los alumnos. Para que esto sea posible, es crucial reencauzar el conflicto por las vías institucionales disponibles. Estimamos que en el marco de este conflicto se ha desconocido actores como la Asociación Docente y los Consejeros de Graduados, quienes deben ser respetados como tales y no estigmatizados en exabruptos tan desafortunados como alarmantes. Este escenario de enrarecimiento institucional, junto a la inexistencia de pautas claras para determinar la aplicación de amonestaciones, no ha sido favorable para llegar a un acuerdo desde la Comunidad Educativa.


La mediatización del conflicto no contribuyó a que se alcanzase un resultado favorable, así como tampoco brindó información fiable y en muchas ocasiones hasta alentó al malestar general. Esto hizo que interpretaciones particulares tiñeran el escenario de confusión. A su vez, se tornó preocupante el avance conservador de los medios acompañados por una fuerte ola de opiniones tendientes a clausurar los canales de diálogo democrático con los que cuenta la institución. De este modo, se bloquearon las salidas posibles, afectando a todos los actores involucrados y desgastándolos.

Por último, durante estas semanas apostamos al consenso de la Comunidad Educativa. Siempre sostuvimos que el Colegio cuenta con espacios institucionales para esos encuentros: Consejos de Convivencia y el Consejo Escolar Resolutivo, que hoy por hoy deben sesionar cuanto antes para resolver el conflicto aún vigente. Del mismo modo, enfatizamos que, sin reglas claras y actitudes predecibles de parte de quienes tienen responsabilidades mayores, estos desencuentros serán recurrentes. Afirmamos esto con la idea de que nuestro lugar es para ayudar a gestionar el conflicto y no para sacar ventaja de él; buscando siempre ser parte de la solución más que del problema. Hoy en día, todos debemos reivindicar a los que defienden sus valores y derechos con compromiso admirable. De este modo, nuestro lugar debe estar en ayudar a resolver la situación, brindando todas las herramientas que estén a nuestro alcance para, junto a toda la comunidad educativa, defender la educación pública y propiciar su democratización.